Las industrias metalera y siderúrgica están teniendo verdaderos problemas para llevar a cabo su producción en Europa y en España. Se trata de sectores que hacen un uso intensivo de la energía en sus procesos de elaboración de metales, por lo que los elevados precios de los últimos meses están desencadenando cierres y parones en las fábricas de las grandes compañías que operan en este mercado.
Sin duda, los elevados costes del gas derivados de las tensiones geopolíticas con Rusia son el principal problema, pero no el único. Las miradas también están puestas en la volatilidad de los precios y en la producción de materias primas utilizadas en la elaboración de aleaciones como la del acero, material que puede experimentar una contracción en la demanda según avisan los expertos.
En este sentido, las interrupciones del suministro de aluminio en Europa y China y el recorte de su producción en el país asiático, así como los serios problemas energéticos del mercado del aluminio a consecuencia de una importante sequía, añaden más presión a un sector ya de por sí afectado
El aluminio, al igual que el hierro o el níquel, es uno de los principales componentes utilizados para la fabricación del acero y es en China donde el material cobra especial relevancia, dado que se trata del mayor productor mundial. El gigante asiático genera cerca de 40 millones de toneladas métricas de aluminio al año, suponiendo esta cifra más de la mitad de la producción mundial, muy por delante de países como India, Rusia o Canadá.
LA SEQUÍA EN CHINA COMPLICA LA PRODUCCIÓN DE ALUMINIO
Por irrelevante que pueda parecer el metal en cuestión a nivel informativo, los problemas de escasez de aluminio pueden derivar en una espiral de consecuencias negativas para muchas industrias activas y, en general, para la sociedad.
Es por ello que las medidas recientes tomadas por las principales compañías del país pueden asestar otro duro golpe a las industrias del metal y, por consiguiente, a sectores como el automovilístico, el ferroviario o el de la energía eólica, que emplean acero para la fabricación de sus productos finales.
Y es que, las fundiciones de aluminio en la provincia china de Yunnan, que representan más del 12% de la producción de aluminio en China, han recibido órdenes para reducir su producción en un 10% en medio de la escasez de energía hidroeléctrica que está sufriendo el país. La nación presidida por Xi Jinping sufre desde agosto una de las mayores sequías de su historia, con temperaturas extremas que han vaciado más de 60 ríos
Una situación que afecta de manera directa a miles de cosechas e incrementa las dificultades energéticas. Estos recortes de producción en China se suman a los cierres de fundición europeos y norteamericanos, así como a las reducciones de producción de los últimos 12 meses a medida que los precios de la luz han ido escalando hasta alcanzar cifras récord.
ACERINOX Y ARCELORMITTAL ECHAN EL FRENO EN ESPAÑA
Los efectos de esta gran crisis de la industria se bien reflejada en dos de las multinacionales más importantes que operan en España: Acerinox y ArcelorMittal. Las acereras que cotizan en el Ibex 35 son dos de las compañías que más valor pierden en lo que llevamos de año, cayendo en bolsa un 25% y un 22% respectivamente.
Las tensiones en el mercado del aluminio, los precios energéticos y una posible retracción en la demanda de acero por la complicada situación del inmobiliario en China están perjudicando a las acereras a pesar de tener unas cuentas de resultados sólidas. Aunque el grueso de sus negocios se encuentra fuera de España y Europa, la crisis energética está obligando a tomar medidas drásticas en las diferentes fábricas que las compañías poseen en el terreno, con consecuencias para cientos de trabajadores.
Así, mientras ArcelorMittal (segundo fabricante de acero del mundo) ha parado de manera indefinida el alto horno de su fábrica de Asturias y retrasó su vuelta a la actividad tras su tradicional parón de agosto en Sestao (Vizcaya), Acerinox aplicó el pasado 1 de septiembre el ERTE pactado con los trabajadores de la planta de Algeciras (Cádiz).
Decisiones similares han tomado las multinacionales en países como Francia y Alemania, donde los precios de la electricidad han alcanzado cotas superiores a las españolas en los últimos meses por su mayor dependencia del gas ruso. Así, la cascada de cierres de plantas por parte de las multinacionales se ha extendido por toda Europa.
LAS RENOVABLES PELIGRAN
Desde las ciudades alemanas de Bremen y Hamburgo hasta la francesa Dunkerque y la polaca Dabrowa Górnicza han visto sus fábricas acereras sufrir parones en las últimas semanas. La situación es límite para la industria y decenas de empresas metalúrgicas ya han avisado a Bruselas de que los graves efectos si no consiguen poner solución la crisis de la energía.
De hecho, los empresarios metalúrgicos que han apelado a una intervención de la Unión Europea en el mercado energético destacan la importancia de arreglar la crisis si se quiere cumplir con los objetivos climáticos.
Y es que, existen muchas piezas en la cadena de valor europea del sector de las renovables que peligran. Infraestructuras de red, baterías, vehículos eléctricos, paneles solares, turbinas eólicas o electrolizadores de hidrógeno son algunos ejemplos de bienes y equipos dentro del negocio de las energías renovables que precisan de metales.
LA VOLATILIDAD DE LOS METALES SEGUIRÁ PRESIONANDO
Con este dramático panorama, el mercado de los metales también está siendo protagonista en 2022 por la alta volatilidad en la que se manejan los futuros de estas materias primas desde hace meses. El ejemplo se encuentra en los datos de esta misma semana, cuando los precios de los metales básicos estuvieron presionados al alza el martes tras conocerse las negativas cifras de inflación en Estados Unidos.
Para los expertos, la crisis de liquidez sigue obstaculizando los mercados de materias primas, sin que se vislumbre el fin de la volatilidad. Es por ello que el interés abierto en los mercados de materias primas, desde el aluminio hasta el gas, pasando por el petróleo y otros metales básicos, se mantiene en mínimos de varios años.
Y, como en toda crisis siempre hay ganadores, en esta no iba a ser menos. Con la extrema volatilidad de los metales, algunos de los grandes bancos de inversión como Goldman Sachs, Citi y Macquarie han estado obteniendo altas rentabilidades gracias a su apuesta por este mercado y el de otras materias primas como el gas o el petróleo, que han experimentado subidas meteóricas en poco tiempo. Sin duda, los tiempos convulsos son también oportunidad de beneficio para unos pocos.