La transición energética mundial está tirando de materias primas como el cobre y el aluminio pero también del petróleo. Su comportamiento en los primeros meses del año ha conseguido batir a los principales índices bursátiles. El barril de petróleo Brent, por ejemplo, solo en lo que va de año, se ha revalorizado un 40%, y el precio de su homónimo en Texas acumula una subida de casi el 42%.
El petróleo no es el único que está subiendo como la espuma después de un ‘annus horribilis‘ por la pandemia. El cobre está viviendo su edad dorada gracias a la revolución energética que vive el planeta, tras apuntarse China y EEUU a la transición verde de Europa.
Y es que el 45% de este metal se utiliza en la construcción y el 20% en la electrónica, pero a largo plazo se beneficia de este cambio tecnológico, ya que es clave para los componentes de las baterías, la energía solar, la energía eólica y los vehículos eléctricos, según el análisis del estratega de Mercados Globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, Ben Laidler.
Tierras raras y aluminio
Con los gobiernos invirtiendo fondos de recuperación en infraestructura y proyectos de energía verde, está claro que el mundo vive un auge de materias primas. Es una vuelta la Edad de Piedra, pero con aluminio y tierras raras. Este fenómeno podría avivar las finanzas globales, pero también alimentar la inflación.
Según el experto de CEFA, ese es el caso de China. El control de la pandemia por parte del gigante asiático le ha permitido crecer a un ritmo del 2,3% durante 2020, con un crecimiento interanual del 6,5% durante el último trimestre del año. Gran parte de este avance fue impulsado por su músculo industrial, muy demandante de materias primas, principalmente metales industriales.
Teniendo en cuenta todo esto, señala, será crucial monitorizar y evaluar las medidas y reformas que se puedan aplicar en estos países en los próximos meses, ya que tendrán importantes implicaciones desde el punto de vista de la oferta.
“También hay que destacar la escasez de ácido sulfúrico en el mercado”, dice Diego Morales. Este compuesto ha visto su disponibilidad reducida en el mercado debido a la desaceleración en la refinación de petróleo durante la pandemia, proceso en el que se genera azufre, elemento clave para el ácido.
La explotación de materias primas está sujeta a incertidumbres políticas, mientras que la demanda no solo dependerá de la evolución de la transición ecológica, sino de los planes de infraestructuras en materia energética.
Via. EL Español